En 1952, tras la II Guerra Mundial, el físico alemán Winfried Otto Schumann de la Universidad Técnica de Munich realizó varios trabajos de investigación relacionados con las frecuencias electromagnéticas que se encontraban en la atmósfera terrestre.
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Schumann predijo que existen ondas electromagnéticas en la atmósfera de carácter estacionario que se encuentran dentro de la cavidad o el espacio formado entre la superficie de la tierra y la ionosfera.
Uno de los experimentos para demostrar dicha predicción fue la determinación de la frecuencia de resonancia de una botella vacía cuyo valor era de aproximadamente 196 Hz.
¿Qué son las frecuencias de Schumann?
Dicha frecuencia se debe al rebote de las ondas sonoras que chocan con los extremos de la botella a la velocidad del sonido. Tal propagación tiene lugar gracias a las moléculas de aire que actúan como medio.
En el caso de la radiación electromagnética, la propagación no requiere de moléculas de aire sino que las ondas viajan a la velocidad de la luz, y por lo tanto, éstas viajan mucho más rápido que la velocidad del sonido.
El recorrido que hacen las ondas electromagnéticas desde el suelo hasta la ionosfera es muy grande, mucho más que el caso de la botella, evidentemente.
Por tanto, Schumann predijo que esta frecuencia de resonancia electromagnética atmosférica tendría un valor de 7.83 Hz, algo que hoy día muchos científicos aceptan pero no lo consideran un valor fijo y estable, sino que presenta variaciones de valor, tanto superiores como inferiores.
La resonancia de Schumann, por tanto, corresponde a la frecuencia aproximada de radio de 7,83 Hz que está resonando de forma continua en la atmósfera, y junto a ella, otros armónicos más débiles que van desde los 14,3 Hz hasta los 33,8 Hz.
En un principio, todo hace pensar que esto es un fenómeno totalmente físico y no hay que darle un carácter espiritual, ni interpretarlo como el fenómeno conocido «el latido de la Tierra».
Lo curioso es que cada planeta o astro con ionosfera posee su propia resonancia de Schumann como si de un identificador único se tratase.
Resonancia de Schumann y Meditación
Justo por este motivo, y debido a que las frecuencias de resonancia de Schumann están condicionadas por las dimensiones físicas del planeta, se ha llegado a considerar a 7,83 Hz como la frecuencia de la Madre Tierra y como una constante biológica que afecta directamente al hipotálamo de todo animal, hecho al cuál se le atribuyen propiedades de comunicación mental, alteraciones del estado del ánimo y de percepción extrasensorial gracias a la detección de dichas ondas por parte de la glándula pineal.
Pero existen discrepancias entre la medicina alternativa y la ciencia más conservadora. El espectro electromagnético al que estamos sometidos los humanos va mucho más allá de esta frecuencia.
Para hacerlo breve y comprensible, nosotros no llegamos a percibirla debido a los múltiples ruidos y demás frecuencias a los que estamos sometidos: rayos gamma de origen cósmico, actividad solar, rayos UVA, rayos UVB, rayor IR (infrarrojos) y las miles de frecuencias de onda de dispositivos inalámbricos, así como las frecuencias de origen geológico.
Con toda esta amalgama que recibimos del campo terrestre resulta imposible detectar la constante frecuencia que emite la Tierra.
Visión práctica sobre los campos electromagnéticos en la Tierra
La evolución al experimento de la botella la podemos encontrar en los últimos análisis de la NASA en 2011 gracias a la misión C/NOFS-CINDI.
Partiendo como base de la observación de los rayos como descargas eléctricas, se considera la ionosfera que rodea el planeta un espacio cargado eléctricamente de forma positiva (+) mientras que la superficie de la tierra conllevaría una carga negativa (-).
Esto genera una tensión eléctrica que prevalece en la cavidad formada por el binomio tierra-ionosfera.
En una forma simple de verlo, la tormenta eléctrica no es más que la tensión descargada entre ambas partes y como resultado origina fuertes ondas electromagnéticas conocidas como la resonancia de Schumann.
Los primeros experimentos, como se ha dicho anteriormente, tenían muy en cuenta las dimensiones y el radio de la Tierra para establecer una frecuencia constante, pero los últimos estudios han demostrado que el valor de esta frecuencia puede cambiar dependiendo de la composición atmosférica del planeta ya que ésta tiende a variar la conductividad eléctrica.
¿Y cómo se sabe esto? Pues la misión espacial CINDI detectó la frecuencia de resonancia de Schumann a 60 millas de la atmósfera, por lo que quedó verificada su existencia y aprobada la predicción de W.Otto Schumann (no entramos en la parte en que Nikola Tesla, muchos años antes, ya mencionó dicho fenómeno).
Al margen de la utilidad que tiene esto para determinar la composición de un planeta gracias a las variaciones de los componentes (agua, metano, nitrógeno, etc…), se llega a la conclusión citada anteriormente: la frecuencia depende del tamaño del planeta pero también de su composición atmosférica.
Sonidos Binaurales y Resonancia de Schumann
La relación entre la resonancia de Schumann y el cuerpo humano también tiene sus controversias. En el campo científico, se ha imposible que nuestra propia anatomía pueda detectar o interactuar con una onda de radio de casi 38.000 km.
Muchas empresas y aplicaciones relacionadas con los sonidos binaurales citan a Schumann como una frecuencia capaz de reproducirse en audio con la combinación de dos frecuencias.
Es decir, que siguiendo los principios del sonido binaural se trataría de conseguir 7,83 Hz, dentro del rango theta (a veces en alfa) en cuanto a ondas cerebrales.
Ahora bien, la ciencia más escéptica considera que una grabación de audio no deja de ser sonido. Existe una oscilación física de las moléculas de aire pero no hay propagación de ondas electromagnéticas, por lo que se considera que nada tienen que ver entre sí.
Las ondas de audio no tienen por qué afectar a las radiofrecuencias y por eso muchos científicos descartan que un tono de audio pueda cambiar la frecuencia del cerebro, pues se trata de una onda mecánica (necesita un medio de propagación).
Por otro lado, ya existen varios estudios de neurobiólogos que demuestran que el cerebro humano es capaz de aumentar o modificar la emisión de ondas cerebrales al recibir un estímulo externo. Por ello, defienden que cualquier onda que llegue en el rango 7-12 Hz es capaz de inducir a un estado de relajación.
Percepción del Tiempo
Un dato muy curioso, y a la vez envuelto de misterio, es que la resonancia de Schumann tiende a aumentar de valor en los últimos años.
Si el diámetro y tamaño de la Tierra no ha variado en millones de años, esto hace suponer que los días están pasando cada vez más rápidos.
Se desata aquí otro debate que relaciona la percepción humana del tiempo con la física más purista. Lo que sí es cierto es que la Luna se aleja aproximadamente unos 38 milímetros por año que pasa, y esto hace que la Tierra se desacelere, algo casi imperceptible, pero claro, a menor rotación el día es más largo.
No existe, de momento, una evidencia científica de que la resonancia de Schumann tenga algo que ver con este tema sobre la manera de percibir la dimensión temporal.
Fuentes:
- http://www.nasa.gov/mission_pages/sunearth/news/lightning-planets.html
- http://www.hese-project.org/hese-uk/en/papers/schlegel_schumann.pdf
- https://medihal.archives-ouvertes.fr/hal-00692138/document
- Foto: NASA (youtube.com)
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Está interesante lo del trabajo de Shummann, peo eso de que predijo que habían ondas, a mi parece que debió estudiarlo no predecirlo, porque se supone que está analizando las ondas y averiguando, es un hecho.
Con todo respeto están jugando con las palabras principalmente al decir que la variación de la duración del día pudiese tener un efecto sobre la frecuencia Schuman, les puedo decir con toda confianza que no existe relación alguna pues la frecuencia Shuman surge de dos variables únicamente, la velocidad de la luz y el diámetro de la tierra. Seria interesante ver de donde obtienen ese dato.
Saludos