Es indiscutible que el poder de la música nos sorprenda día a día en diferentes ámbitos de la sociedad. El sonido nos acompaña siempre, desde el momento justo antes de nacer. Pero, ¿oye el feto los sonidos cuando está dentro del útero de la madre? La respuesta es afirmativa y es más, el papel de la mujer embarazada es fundamental en los procesos de desarrollo del oído del bebé, además de constituir una fuente de aporte nutricional.
La voz de la madre se convierte en un segundo «cordón umbilical» que vincula a ésta con su bebé en lo que a comunicación se refiere. Pero para poder afirmar esto, hay que sentar unas bases provinientes de la embriología que nos dice que a partir de los 4-5 meses el oído ya es funcional. Digamos que es uno de los primeros órganos en desarollarse y partir de la semana 24 le permite al feto el poder escuchar.
Debido al medio líquido en el que se mantiene, el feto puede escuchar un amplio abanico de sonidos de baja frecuencia, entre los que puede percibir el movimiento de sus propios órganos y, sobretodo, la voz de su madre. Una voz que, en el medio acuoso en el que se encuentra, la podríamos interpretar más como un susurro o un eco. Éste no escucha las palabras, aunque existen estudios clínicos para determinar si es capaz de iniciar por sí mismo la distinción de las sílabas.
No es difícil de compreder que cuando un bebé nace, sufre un trauma tan grande que le impide relajarse hasta el momento que escucha la voz de su madre, un estímulo innato que le hace reaccionar de inmediato.
Por esta razón, no solamente es importante el contacto de la piel con el bebé, o incluso el olor corporal, sino que no haber tenido una buena comunicación sonora previa al nacimiento también puede enmascarar transtornos infantiles posteriores como el retraso en el habla o incluso llegar a casos de autismo.
¿Y cómo se consigue está «comunicación sonora umbilical»?
Muchas culturas antiguas y tradicionales han avalado siempre que cualquier influencia positiva durante la gestación de un bebé resultará beneficiosa para su salud y bienestar. Y en parte, no estaban ni están tan equivocados como parece.
Antes del nacimiento, y sabiendo que la semana 24 es clave para el feto, hay que hablarle al bebé, presentarse, contarle cuentos e incluso cantarle. Se puede combinar la voz de la madre o el padre, junto con música.
Esta música debe variar de ritmo. Ni siempre clásica ni siempre acelerada o agresiva. Tampoco deben existir connotaciones negativas o relatos en los que se hable de sufrimiento.
Esto hace que el feto aumente su actividad eléctrica y su capacidad de distinguir los sonidos para cuando nazca ya que con toda probabilidad podrá diferenciar el timbre emocional de las palabras y filtrar los primeros sonidos.
Debe tenerse en cuenta que el estado de la madre es fundamental para poder llevar a cabo esta tarea. La nutrición, estilo de vida, los factores externos que puedan perjudicarla, fármacos, patologías o simplemente emociones ya pueden causar cambios hormonales o procesos neurológicos que afecten al feto. Por eso, aplicar la terapia de voz o la musicoterapia no es suficiente si no se hace en condiciones favorables de salud, con el aporte nutriconal adecuado y, sobretodo, con un pensamiento que tenga tendencia a la armonía. Los sonidos binaurales pueden ser una excelente herramienta de ayuda para conseguir este último objetivo.
El sonido tras el nacimiento y la musicoterapia postnatal
Tras el nacimiento, el líquido amniótico de los oídos se va secando y el bebé deja de oir en el ambiente acuoso al que su vida intrauterina le había acostumbrado para pasar a un ambiente aéreo. Ahora necesita que su oído externo y medio se adapten al aire, mientras que el interno sigue en medio líquido. En esta fase, ya inicia la escucha de altas frecuencias, algo muy importante para poder estimular la creatividad y la capacidad cognitiva del bebé.
Esta simple diferencia, en el entorno médico, es esencial para el tratamiento de transtornos de niños utlizando la musicoterapia. Muchos tratamientos fracasan si no se estímula a un niño aportándoles sonidos filtrados que emulen el medio líquido, es decir, que lo conduzcan a su primera percepción. Recrear las condiciones del nacimiento es el punto de partida para que el niño se sienta seguro, reconozca un estímulo materno y decida proseguir con la terapia.
Última actualización el 2025-01-17 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados
muy interesante este capitulo o articulo gracias por compartirlo